Una foto que ejemplifica uno de los aspectos más importantes de la fotografía: el momento. Era la tarde en Iruya, un pueblo increible, enclavado en un lugar inexplicable, a mas de 300 km de la capital de Salta, sobre el norte del país, a casi 2800 metros sobre el nivel del mar. Tras unas horas de un arduo y sorprendente camino desde Humahuaca (no creo conocer camino más hermoso que ese en todo lo que conozco del mundo), llegué a Iruya, y descansé un momento en la plaza, donde unas nenas jugaban por ahí. Tras unos minutos de observarlas, me coloqué debajo de uno de los muros, y tomé esta foto que es una de mis favoritas, no sólo por la foto en sí, sino porque capta totalmente ese momento así como yo lo vi desde mi cámara.
Para conocer más sobre Iruya:
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